Siempre que tengo un mal día, me dan ganas de dejarlo impreso en mi blog y hoy no ha sido la excepción. Tenía la presentación «dieciochera» de mi hija Julieta, me había comprometido para pasar por ella a las 4:30 pm. Justo cuando me disponía a salir se suscitó un problema en el trabajo, que por la responsabilidad de mi cargo, hizo imposible me fuera. No viene al caso exponer el motivo y no me hace sentido hacerlo, tampoco me deshice en explicaciones porque había fallado y me sentí como Jim Carrie en la película Mentiroso Mentiroso, donde paulatinamente el personaje dejaba plantado a su hijo. No ha sido un buen día.

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